03 junio 2009

Crónicas americanas I

Como muchos sabrán, puedo dedicar mi pequeña aportación de tiempo y talento a España gracias a docenas de iglesias e individuos que nos proporcionan apoyo porque aman este maravilloso país y quieren que más personas tengan una oportunidad de conocer y servir a Cristo. De vez en cuando nos toca visitar a estas personas, como ahora. Ya estamos en las últimas semanas de nuestra odisea alrededor de norteamérica, y quisiera compartir algunas de las cosas que hemos vivido.

Viajar con la familia Clewett siempre es una aventura. Lo pueden confirmar los ocho españoles que nos acompañaban en el gran tour por el suroeste del país durante las primeras dos semanas. Estados Unidos guarda sorpresas que no siempre coinciden con las expectativas generadas por las series de televisión. Desde las anchas autopistas tentaculares de Los Ángeles hasta el horizonte sin fin del desierto, o las porciones servidas en las muchas franquicias de “fast food”, todo es mucho más grande. Sorprendentemente, Hollywood es uno de los suburbios más sucios de Los Ángeles y las estrellas del cine no pasan en sus coches cada cinco minutos por Beverly Hills y siempre puedes encontrar aparcamiento en un radio de menos de 50 metros de tu destino. ¡Increíble!

Hay cosas que son confusas. Fui a un partido de béisbol con los dos chicos del grupo, y no entendían cuando todos los jugadores de uno de los equipos salían corriendo del campo, o cuántos cuadros había que tocar para ganar un punto. Y ningún americano sabía qué era el Barça y cuándo era la final de la Champions. ¡Tienen mucho que aprender!

Pero más sorprendente aún para nuestros intrépidos compañeros fue descubrir el carácter abierto y hospitalario del pueblo estadounidense. Algunos me confesaron que, gracias a la prensa española, pensaban que los americanos, especialmente los “evangelistas”, eran hipócritas, intolerantes, llenos de prejuicios y un poco retrasados por su obsesión con las armas y la moralidad. ¡Espero no haber contribuído a esa imagen!. Después de dormir en camas “kingsize”, ser invitados por iglesias que ni les conocían a restaurantes “all-you-can-eat” (todo lo que puedes comer), ser tratados como reyes y participar en reuniones de iglesias de más de cuatro mil personas, todos estaban un poco abrumados. Que la sociedad estadounidense es una de las más prósperas de la historia es innegable, pero para algunos viajeros españoles, descubrir que también hay un pueblo rico en calor humano era una revelación.

Nos despedimos de los ocho un poco más orgulloso de nuestro país de origen (más en la próxima entrada).

2 Comments:

At 08 junio, 2009 00:22, Anonymous Anónimo said...

Curiosa manera de medir la prosperidad... :-) Estoy enamorado Estados Unidos, pero no precisamente por esos excesos! Espero que disfrutéis del viaje ;-) y sí, la imagen que se tiene en Europa de EEUU está a menudo distorsionada. Pero también se puede decir lo mismo a la inversa.

 
At 12 junio, 2009 15:36, Blogger Kenny said...

Yo inferiría que se refiere a el pueblo "rico en calor humano" como la revelación y lo que mola y la prosperidad económica (lo "innegable" históricamente) como una cosa sin más, y no al revés.

 

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