01 abril 2006

Shangai




Los contrastes y rarezas no paran. Llegamos a Shangai con una hora de retraso y nos llevaron en autobús, todo por autopista, hasta el hotel donde pasaríamos la semana. Por la noche, sólo pudimos ver las luces de algunos rascacielos del centro. Unos días más tarde fuimos por el corazón de la ciudad y nos quedamos asombrados por todos los nuevos edificios que perforan el cielo contaminado. Shangai es la ‘obra muestra’ de la nueva China y, ¡se están construyendo más de 100 edificios de 60 pisos, o más, cada año!

Pero, quizás más extraño aun, ha sido la experiencia de unirnos con más de 200 líderes de K desde 65 naciones y pasar ratos de alabanza increíbles (bajo el liderazgo de Kenny y compañía). Hasta Fran está pillando algunas nuevas ideas de los percusionistas africanos genuinos. La situación ha sido un poco tensa a veces, con polis secreta literalmente entrando y registrando las habitaciones, y se han descubierto algunos micros clandestinos. Aparentemente ésta es la primera conferencia de este tipo que jamás se ha realizado en el país, y chispearon muchos nervios. Pero el gozo y la variedad de culturas ha tenido su efecto. Hicimos una noche de “mercado internacional” con bailes folklóricos desde la isla de Vanuatu (¡consulta tu atlas!), salsa de Puerto Rico, y un “barn dance” desde Escocia. El personal del hotel no podía resistir las sonrisas y, en cambio, presentó un ramo de flores a una de las líderes de la conferencia que cumplía años. Otro día, hicimos un crucero por el puerto. ¿Qué crees que pasó con un barco lleno de españoles, brasileros, argentinos, africanos, isleños, etc., etc.? Una fiesta, ¡claro! Patti empezó mostrando a una mujer china como bailar Sevillanas (tenías que haber estado allí...). Después los africanos e isleños hicieron de lo suyo, incluso los Suizos nos demostraron un “yodel” de los altos Alpes. Todo, una pasada, hasta que nuestro guía nos paró por temor a que el “deck” iba a desplomarse bajo las pisadas fuertes de todos haciendo el enésimo paso africano y cantando “Jabulani África”.

Hoy practicábamos todo nuestro chino aprendido en unos encantes (en el barrio chino, ¡claro!) “jalo, yu laic rolex? Hao mach? Wan dala...”. Escapamos con gangas increíbles y después, todos fuimos para una experiencia diferente: ¡un masaje de pie al estilo chino! Una hora de atención personal a tus extremidades con aceite y toallas calientes mientras bebías zumo de sandía...

Hemos recibido mucho durante esta pequeña estancia. Mañana subiremos al avión, cruzaremos las siete zonas de tiempo de nuevo, llenos de muchas más historias que podremos contar aquí y un corazón tocado por la enormidad de los desafíos y las oportunidades que hay en este país y, por supuesto, ¡con los pies muy relajados!